14- ESTROFAS DE CUATRO VERSOS EL CUARTETO- LUIS ESTOICO

ESTROFAS DE CUATRO VERSOS

EL CUARTETO
Llamado también cuartete, es una estrofa compuesta por cuatro versos endecasílabos que riman siguiendo el esquema ABBA.
Jorge Luis Borges
El poema de los dones
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
EL SERVENTESIO  O CUARTETO ENDECASÍLABO CRUZADO
Es una estrofa de cuatro versos endecasílabos con rima alterna consonante: ABAB.
El serventesio castellano procede de Italia, que la recibió de los provenzales. Antes de figurar como estrofa independiente, se la encuentra rematando los poemas escritos en tercetos.
Hasta el siglo XVIII no puede decirse que inicia a firme su vida autónoma en la poesía castellana, no sólo como estrofa de versos endecasílabos, sino de todos los de medida mayor.
El Modernismo y la Generación del 27, tanto por influencia francesa como por amor a los primitivos poetas castellanos, ensayó con profusión el serventesio alejandrino.
Rubén Darío
Yo soy aquel que ayer no más decía
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos.
Antonio Machado
Campos de Castilla
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se ha hecho, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
EL SERVENTESIO AGUDO
Se compone de versos endecasílabos que riman en consonante, pero teniendo los versos pares agudos con el esquema AB’ AB’.
Juan Bautista de Arriaza
Triste ciprés o El llanto de una madre
Triste ciprés, que entre las nubes meces
tu oscura cima y tu letal verdor;
tú, que obelisco de aflicción pareces,
al cielo eleva mi infeliz clamor.
Una flor lloro que la Parca dura
robó a mi seno en su primer matiz;
un hijo tierno, flor de mi ventura,
que voló al Cielo y me dejó infeliz.
EL TETRÁSTROFO MONORRIMO O CUADERNA VÍA 
Esta forma se compone de cuatro versos alejandrinos, es decir, de catorce sílabas, divididos en dos hemistiquios de siete cada uno, en la que riman todos entre sí en consonante.
Es la forma más antigua del cuarteto en la poesía castellana y fue empleada durante los siglos XIII y XIV.
En esta estrofa escribió sus poemas Gonzalo de Berceo y en ella se escribieron el “Poema de Alexandre”, el de “Fernán González”, el de “Yusuf”, el de “Apolonio”, etc.
A fines del siglo XIV se la encuentra por última vez en la poesía castellana, en el “Rimado de Palacio”, de Pero López de Ayala.
Anónimo
Poema de Alexandre
Mester traigo fermoso non es de juglaría
mester es sin pecado, ca es de clerecía
fablar curso rimado por la cuaderna vía
a sílabas cunctadas, ca es gran maestría.
Gonzalo de Berceo
Vida de Santo Domingo de Silos
Quiero fer una prosa en román paladino
con el cual suele el pueblo fablar a su vecino
ca non so tan letrado por fer otro latino:
bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.
LA COPLA, CUARTETA ASONANTADA O TIRANA
Consta de cuatro versos octosílabos en que riman los pares en asonante:
Ventura Ruiz Aguilera
Cantares
La guitarra que yo toco
siente como una persona:
unas veces canta y ríe,
otras veces gime y llora.
Manuel Machado
La copla
Hasta que el pueblo las canta
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe su autor.
LA CUARTETA IMPERFECTA O REDONDELA
Es la combinación de cuatro versos de ocho sílabas o menos que se caracteriza por llevar rima consonante en los versos pares y libres los impares.
Ángel Urrutia
Coplas para las peñas de San Fermín
A San Fermín le hemos dicho
que no se quede rezando,
que se venga con nosotros
y rezaremos cantando.
San Fermín, como es navarro,
sale con faja y pañuelo
y entona un brindis de vino
entre la tierra y el cielo.
José de Espronceda
A Matilde
Nunca turben esos ojos
los enojos del amor.
Siempre añada tu alegría
lozanía a tu esplendor.
Y el que brilla refulgente
claro Oriente de tu edad,
nube impura no mancille;
siempre brille tu beldad.
Por su parte, el CUARTETO IMPERFECTO de impares sueltos y pares rimados (ABCB) no dispone de un nombre especifico, pero fue estrenado por Francisco Martínez de la Rosa en su obra “Himno epitalámico”:
Placer de los cielos, delicia del mundo,
Oh Numen fecundo, propicio a mi voz,
de tiernos amantes corona el deseo,
desciende, Himeneo, desciende veloz.

Gustavo A. Bécquer
Rimas, XLIII
Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o que pasó por mí;
sólo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.

Pablo Neruda
Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
LA REDONDILLA
Llamada antiguamente cuartilla, es una estrofa de cuatro versos octosílabos que riman en consonante respondiendo a este esquema: abba.
Comendador Escrivá
Ven, Muerte tan escondida
Ven, Muerte tan escondida,
que no te sienta conmigo,
porque el gozo de contigo
no me torne a dar la vida.
Ramón de Campoamor
Cantares
Fui un día a la ciudad
y me volví al otro día,
pues mi mejor compañía
es la mayor soledad.
Cabe señalar que en el siglo XVII la redondilla no designaba, como ahora, una estrofa de versos octosílabos con rima abrazada consonante, sino que abarcaba a las quintillas (redondillas de a cinco), coplas reales (redondillas de a diez), cuartetas o coplas (variante con rima cruzada). En adelante, para cada tipo de redondilla se utilizó el nombre de la métrica actual.
LA CUARTETA
Es una estrofa que consta de cuatro versos de arte menor (generalmente octosílabos) de rima consonante. En cuanto al esquema de su rima, es idéntica al serventesio.
Ramón de Campoamor
Cantares
Que me vendiste se cuenta,
y añaden para tu daño,
que te dieron por mi venta
monedas de desengaño.
Tomas de Iriarte
El oso, la mona y el cerdo
Guarde para su regalo
esta sentencia el autor:
si el sabio no aplaude, ¡malo!
si el necio aplaude, ¡peor!
LA ENDECHA
Se compone de cuatro versos de seis sílabas métricas y rima asonante en los pares.
Endecha anónima anterior al siglo XV
Cuando yo nascí,
era hora menguada,
ni perro se oía,
ni gallo cantaba.
Ni gallo cantaba,
ni perro se oía,
sino mi ventura
que me maldecía.
LA ENDECHA MIXTA
Se conforma de cuatro versos de seis o siete sílabas métricas, alternando con versos de cinco.
Lope de Vega
Canciones
Río de Sevilla
¡cuán bien pareces
con galeras blancas
y ramos verdes!
LA ENDECHA REAL O ENDECASÍLABA
Consta de cuatro versos: los tres primeros de siete sílabas métricas y el cuarto de once.
Esta forma poética fue inventada por Pedro de Espinosa en su poema “Los montes que el pie se lavan
Rompe el volante leño
los cristales turquíes,
burlándose del Euro,
que más cojea cuanto más le sigue.
Francisco de Trillo y Figueroa
Pintura de la noche desde un crepúsculo a otro
Si alguna vez, Euterpe,
mereció ser oída,
mi atención dedicada
al dulce acento de tu heroica lira,
agora que entre sombras
de verdades fingidas,
vacilando mi pluma,
ni vuela, ni desmaya, ni se anima,
concédete a mi ruego,
oye mi voz propicia;
pulsa del marfil corvo
la cuerda antes rozada que rompida.
Cantaré de la noche
las sombras confundidas
en pálidos horrores,
silencio triste, lúgubre armonía.
Cantaré de mi pecho
también las sombras frías,
del ardor desaladas
que tanto alumbra la memoria mía.(…)
Esta estrofa fue muy cultivada también por Sor Juana Inés de la Cruz, pero construyéndola con hexasílabos:
A la Asunción
La astrónoma grande,
en cuya destreza
son los silogismos
demostraciones todas y evidencias,
La que mejor sabe
contar las estrellas,
pues que sus influjos
y sus números tiene de cabeza…
LA SEGUIDILLA
Es una estrofa de cuatro versos de tipo popular en los que los impares son de siete y los pares de cinco sílabas (7a–5b–7c–5b). Riman los pares en asonante:
Diego de Torres y Villarroel
Hablaré en seguidillas,
verso de moda;
pues con esto me excuso
de gastar prosa.
Ventura Ruiz Aguilera
Cantares
De jorobas del cuerpo
todos se burlan.
¿Quién habrá que en el alma
no lleve alguna?
LA SEGUIDILLA SIMPLE ACONSONANTADA
No siempre la seguidilla ha tenido la forma métrica de ahora. En la primera copla de seguidilla de que se tiene noticia en la poesía castellana, el segundo y cuarto verso son hexasílabos:
Anónimo
Tirte allá, que no quiero,
mozuelo Rodrigo;
Tirte allá, que no quiero
que burles conmigo.
Seguidilla que fue imitada por Álvarez de Gato en el siglo XV:
Quita allá, que no quiero
falso enemigo;
quita allá, que no quiero
que huelgues conmigo.
LA SEGUIDILLA ARROMANZADA
Se trata de una seguidilla simple que tiene la misma asonancia en los versos pares y que según Domínguez Caparrós, en su “Diccionario de Métrica Española”, se trata de una “innovación modernista que utiliza García Lorca”:
Balada de un día de julio
Esquilones de plata
llevan los bueyes.
–¿Dónde vas, niña mía,
de sol y nieve?
–Voy a las margaritas
del prado verde.
–El prado está muy lejos  
y miedo tienes.
–Al airón y a la sombra
mi amor no teme.
–Teme al sol, niña mía,
de sol y nieve.
LA SEGUIDILLA CON ECO
En el tercer verso de una seguidilla simple se produce el eco repitiendo las últimas silabas:
Anónimo
De tu vista celoso
De tu vista celoso
paso mi vida,
que me dan mil enojos – ojos
que a tantos miran.
Miras poco y robas
mil coraçones,
y aunque más te retiras – tiras
flechas de amores.
Para que no nos falte
plata y vestidos,
las mugeres hagamos – gamos
nuestros maridos.
¿Para qué quieres galas
si honor pretendes?.
Mira que son las galas – alas
para perderte.
Acostándose un Cura
muerto de frío,
dixo entrando en la cama – Ama
veníos conmigo.
Las doncellas de ogaño
son como duendes,
que buscando doncellas, – ellas
nunca parecen.
¿Como quieres, morena,
amor constante,
si tú de la mujeres – eres
la más mudable?
¡Ay, no me deis más penas
con vuestros celos,
que seréis mis enojos – ojos
y no mis cielos!
LA SEGUIDILLA REAL O GITANA
En la seguidilla real, como la denomina Sor Juana Inés de la Cruz, o seguidilla gitana, como la llama Augusto Ferrán, los versos primero, segundo y cuarto son hexasílabos, y el tercero, de diez sílabas (a veces de once o doce).  Aunque los versos segundo y cuarto generalmente tienen rima asonante, ésta también puede ser consonante:
Augusto Ferrán
La pereza
Desde la mañana
hasta la alta noche
¡siempre luchando el cuerpo ya viejo
con el alma aún joven!
Manuel Machado
La "toná" de la fragua
Las que se publican
no son grandes penas.
Las que se callan y se llevan dentro
son las verdaderas.
Rosita y mosquetas,
claveles y nardos,
en sus andares la mi compañera
los va derramando.
La seguidilla gitana fue también conocida durante la mayor parte del siglo XIX como playera o seguidilla playera.
Cabe destacar que el vocablo playera no parece provenir de playa, sino de plañir; en consecuencia una playera sería tanto como decir una plañidera o plañiera.
Otra cosa a destacar es que su endecasílabo se conformaba generalmente con un hemistiquio inicial de 5 sílabas y otro final de 6.
La combinación 6–10 presenta también las siguientes variantes para la seguidilla real:
Gabriel y Galán: 10A–6b–10C–6b
Madroñeras, lentiscos y jaras,
helechos y piedras,
madreselvas, zarzales y brezos,
retamas escuetas.
Ricardo Palma: 6a–10B–6c–10B
¿Qué somos? Aristas
que arrebata la brisa fugaz.
Pasamos, pasamos,
como pasan las olas del mar.
Como puede verse, la estructura en general no es estricta, de modo que no es raro encontrarse seguidillas con otra métrica (7–7–11–7 y 8–5–11–6).
Gustavo A. Bécquer
Rimas, LIX
Yo sé cuál el objeto
de tus suspiros es;
yo conozco la causa de tu dulce,
secreta languidez.
EL CUARTETO LIRA
Es una estrofa de cuatro versos que combina heptasílabos y endecasílabos, como todas las formas aliradas introducidas en España por influjo de la literatura italiana. La manera de combinarse los versos es variable; la disposición de las rimas, por su parte, sigue dos esquemas fundamentales: bien riman primero y tercero, segundo y cuarto, bien riman primero y cuarto, segundo y tercero. Lo normal es el empleo de la consonancia, pero también hay ejemplos de cuarteto lira con rima asonante. Esquemas posibles serían, por tanto: aBaB, AbBa, aBAB, AbAb, aBbA, etc.
Miguel de Cervantes
Don Quijote de la Mancha
Amor, cuando yo pienso
en el mal que me das, terrible y fuerte,
voy corriendo a la muerte,
pensando así acabar mi mal inmenso.
José de Espronceda
A la patria
¡Cuán solitaria la nación que un día
poblara inmensa gente!
¡La nación cuyo imperio se extendía
del Ocaso al Oriente!
EL CUARTETO LIRA SUELTO
Es una combinación de tres heptasílabos seguidos de un endecasílabo, pero sin rima.
Jorge Guillén
Casi metamorfosis
A la orilla del mar,
en una hermosa acera
de una gran avenida,
nos sorprendió un suceso prodigioso.
Unos cerditos jóvenes
se deslizaban, rápidos,
con sus motocicletas
en explosión jovial de enorme estrépito.
Entre niños y ancianos
a la acera arrojaban
su estridencia unos bultos
rollizos y triunfantes, humanísimos.
Aquello no era magia
que un artista inventase.
los cerdos, insolentes,
expresaban, históricos, su época. (...)  
LA ESTROFA ALCAICA
La antigua estrofa alcaica, forma métrica creada por el poeta griego Alceo, usada por Horacio y renovada por Carducci constaba de cuatro versos sueltos: los dos primeros, decasílabos compuestos (5+5) terminados en palabra esdrújula; el tercero eneasílabo dactílico, y el cuarto, decasílabo simple trocaico o bien dactílico.
Alberto E. Salas
Al mirarte
Tuve al mirarte cariño súbito,
máximas ganas de estarme próximo
a ti como sombra imantada,
¡como noche que abraza su luna!
Eras el ángel del rostro cándido,
ínclita rosa la más purpúrea,
¡la poma selecta del huerto
que cultiva tan sólo el Señor!
Verte me hiciera sentir por íntegro
férvida dicha, pasión sin límites,
¡te quiero, mujer, que ni otra
te arrancase jamás de mi mente!
Mírame y nada de hacerme tácitas,
mírame y sabe que tú en mi espíritu
tendrás residencia perpetua
¡donde amor para siempre gozases!
Esta estrofa fue modificada por el poeta Francisco de Medrano quien la presentó como un cuarteto en el cual los dos primeros versos son endecasílabos y los dos últimos heptasílabos (11A–11B–7b–7a):
Oda V (A Luis Ferri, entrando el invierno)
¿Ves, Fabio, ya de nieve coronados
los montes? ¿Ves el soto ya desnudo?
¿Y, con el hielo agudo,
los arroyos parados?
Llégate al fuego, y quítame del'ante
esos leños mayores. ¡Oh, qué brasa!
¡Y qué a sabor las asa
Nise! ¡Y el Alicante
qué tal es! Come bien, que están suaves
las batatas, y bebe alegremente:
que no serás prudente
si necio ser no sabes. (…)
Con el tiempo esta estrofa sufrió otras modificaciones, no sólo en la eliminación de sus finales esdrújulos, sino también en la medida y ritmo de sus versos: 11–11–11–5 y rima asonante ABCb, en Unamuno; 11–11–11–4 y rima consonante ABAb, en Miguel Hernández; 11–11–7–11 y rima consonante en sus versos medios ABbC, en Jon Juaristi, etc. 
LA ESTROFA DE LA TORRE
Así llamada por haber sido utilizada por primera vez en un par de poemas de Francisco de la Torre (siglo XVI). Consiste en tres endecasílabos de ritmo regular y un heptasílabo sin rimas. Posteriormente se le añadieron rimas, sobre todo en los versos pares, y se ensayaron otras variaciones. Tuvo tal fortuna que se usó en importantes poemas del siglo XVIII (Meléndez, Noroña) y XIX (Duque de Rivas, Nicomedes Pastor Díaz).
Con respecto a la rima, José Domínguez Caparrós en su "Diccionario de Métrica Española" señala también lo siguiente: Hay quien admite rima consonante alterna, e incluso la rima asonante alterna.
Francisco de la Torre
Oda II
¿Tirsis? ¿ah Tirsis? Vuelve y endereza
tu navecilla contrastada y frágil
a la seguridad del puerto; mira
que se te cierra el cielo.
El frío Bóreas y al ardiente Noto
apoderados de la mar insana,
anegaron agora en este piélago
una dichosa nave.
Clamó la gente mísera, y el cielo
escondió los clamores y gemidos
entre los rayos y espantosos truenos
de su turbada cara. (…)
LA ESTROFA SÁFICA O SÁFICO–ADÓNICA 
Es un grupo de cuatro versos en que los tres primeros son endecasílabos sáficos (es decir, con acento de intensidad en la cuarta y octava sílabas o en cuarta y sexta) y el cuarto un pentasílabo adónico (esto es, con acento en primera y cuarta).
La poetisa griega Safo (siglo VI a.C.) escribió en esta estrofa la oda que la ha inmortalizado; de ahí el nombre de sáfica con que se la conoce.
La introdujo en la poesía castellana don Esteban Manuel de Villegas con su famosa oda “Al céfiro”.
No quiere decir esto que haya sido el primero en cultivarla, pues ese honor le cabe al arzobispo de Tarragona, Antonio Agustín (1517–86), sino que el mérito de la composición de Villegas hizo simpática la estrofa en que estaba escrita.
Sin embargo, no fueron muchos los que entonces se ensayaron en ella, y hay que llegar a los neoclásicos del siglo XVIII para hallarla en cierta abundancia.
Recogida por el romanticismo (Zorrilla, Avellaneda, Bermúdez de Castro) se ensayó poco durante el modernismo, aunque Unamuno la utilizó en sus experimentos métricos.
Esteban Manuel de Villegas
Al céfiro
Dulce vecino de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando;
Si de mis ansias el amor supiste,
Tú, que las quejas de mi voz llevaste,
oye, no temas, y a mi ninfa dile,
dile que muero.
Filis un tiempo mi dolor sabía;
Filis un tiempo mi dolor lloraba;
quísome un tiempo, mas ahora temo,
temo sus iras. (…)
Al principio esta forma poética no llevaba rimas, pero luego se renovó incorporándosela; incluso Villegas hizo consonar el segundo verso con una palabra del interior del tercero (rima interna), como en estas estrofas:
Oye, pues, huésped: yo me voy siguiendo
no mi destino, no, sino el preceto
justo y discreto de mi dueño amado,
siervo de Nisa.
Nisa la bella, la que tiraniza
tantos imperios, y con arco corvo
vence el estorbo del amor, y vence
tantos amantes.
Desde la falda de la gran Citeres
vine al amparo de mi gran poeta;
él me respeta, pero yo, ministra,
dueño le llamo. (…)
Otras rimas:
Juan Meléndez Valdés 
Cuando te peinas, Lálages divina
Luego se enciende con amante llama
todo mi pecho del amor tocado,
cual en verano trigo que se prende
y arde sonando.
José Zorrilla
Cadena
Nace la rosa, y su botón despliega
orlada en torno de punzante espina,
y sobre el agua que los pies la riega,
fresca se inclina.
Más altanera cuanto más hermosa,
su imagen mira en el tranquilo espejo,
y el sol, del agua sobre el haz dudosa,
pinta el reflejo.

Otro cambio lo da el pentasílabo acentuado en segunda sílaba, como en estas estrofas de “A la esperanza”, de Meléndez Valdés:
Esperanza solícita, a mi ruego
ven, aligera mi afanosa carga:
ven, que abismado el ánimo fallece
con pena tanta. (…)
Lóbrega noche, pavoroso trueno,
de aireado rayo agitadora llama,
ruedan en torno de mi triste frente,
de horror helada.(…)
Ahora veamos esta “Oda a Don Félix”, de Baltasar de Alcázar:
Llámate Félix la canalla rústica,
como Juan Blanco llaman al etíope,
no descurriendo por tu suerte mísera,
digna de lágrimas.
Yo que estoy viendo con ansiosa lástima
cómo te trata la fortuna rígida,
juzgo cuán lejos va de tu propósito
nombre tan célebre.
Mas aunque cierzo mueva en el océano
fieras tormentas y míseros naufrágïos,
no es esto siempre; que el ocaso céfiro
suele ser próspero.
Como señala Antonio Alatorre, es una oda hecha en estrofas sáfico–adónicas, y de las mejores del Siglo de Oro, pero tiene la anormalidad de convertir en dáctilo el troqueo o espondeo con que deben terminar el verso sáfico y el adónico.

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