OFICIO Poema de SUSANA

La vereda se acomoda bajo el cuerpo
Cada madrugada es un misterio
Los rasgos del hambre lo designan, lo acosan
Va mendigando una promesa
Que le haga olvidar la indiferencia.
Sólo la calle es una certeza,
Las miradas que esquiva,
Las caricias fugaces, esporádicas.
Compañeros circunstanciales
Que a veces se disputan la oportunidad
Del bocado, o del sexo.
Sin tener elección, convierte en hogar
Cualquier rincón.
Todo mendrugo es manjar, una mirada es cariño
La caricia fiesta y esperanza.
Algunas veces encontrará refugio
Una permanencia alternativa
Una familia definitiva...
Son tantos, indefensos, maltratados
Tristes, y aun así, sonríen ante la mano amiga.
Una ráfaga va y viene sostenida en el aire
Expresando la incalculable alegría
de la humana atención.
En la vereda, también se acomodan niños,
Adultos, que prescinden de atención
Y son cautivos de una sociedad que involuciona.
Cuando le vuelve la espalda,
a la pobreza estructural.
Lo sé, pero ellos, me ocupan ahora,
Pequeños, grandes, pelaje áspero,
Son todos nuestros, y de nadie...
Y son, cada vez más, la calle no alcanza,
La crueldad inverosímil...la desidia abunda.
¿Podremos hacernos responsables de la vida
reconociéndonos en los valores de algunas criaturas,
que no sólo, actúan por instinto?
La calle es demasiado inclemente
La vereda un albergue riesgoso
La inocencia, una trampa casi mortal
Ser un perro callejero, un oficio.
SUSANA
CABA- ARGENTINA