Fue en agosto
FUE EN AGOSTO - Saboreto 009
FUE EN AGOSTO
Agosto es una nube pasajera,
lluvia en mis ojos,
grieta en el alma,
lamentos por tu ausencia
de tantos años largos
y, asimismo, tan cortos.
Parece ayer,
tanto cariño
en esos ojos buenos y en tus manos.
Recuerdo nuestros juegos y tus retos,
y las canciones
cantando a dúo,
jugando a ser famosos,
jugando a ser nosotros,
compartiendo los sueños.
Tu risa cómplice,
tan infantil,
viene de ese lugar donde te encuentro.
Y así también, regresan tus anécdotas,
niña traviesa,
casi un demonio,
volviendo loco al nono,
a todos los vecinos
y a la vieja maestra.
Alma de líder.
Alas y viento.
Imposible pensarte de pequeña.
Los años han pasado y se han callado
los ecos sonoros
de nuestra casa,
de la mesa servida,
de domingos de pastas
y tardes de buñuelos
y el mate siempre
a la derecha
y papá reclamando por la izquierda.
¡Cómo dueles Mamá! ¡Cómo te siento!
Hoy me consuela
haberte dicho
todo lo que te quise,
cuando estabas conmigo,
entre besos y abrazos.
Decir te quiero,
hoy no me pesa,
lo sabías al irte y desde siempre.
Fue en agosto, la noche del adiós,
sin despedidas.
Entre dolores
de tu cuerpo gastado.
Espíritu vencido
arrastrando pesares,
de los que duelen
y acortan tiempos,
quitándole al amor tiempos de besos.
A veces en el cielo creo verte,
cuarto creciente,
una sonrisa
me dice que allí estás,
observando mis pasos,
vigilando mi sueño,
como de niño,
cariño inmenso,
sin importar el tiempo y los desvelos.
El camino me invita a caminar
y mientras tanto
voy extrañando
y también enseñando
a querer sin medidas,
como vos me enseñaste,
voy por mis hijos,
voy por las ramas
del árbol que plantaron papá y vos.
Agosto es una nube pasajera,
lluvia en mis ojos,
grieta en el alma,
lamentos por tu ausencia
de tantos años largos
y, asimismo, tan cortos.
Parece ayer,
tanto cariño
en esos ojos buenos y en tus manos.
Recuerdo nuestros juegos y tus retos,
y las canciones
cantando a dúo,
jugando a ser famosos,
jugando a ser nosotros,
compartiendo los sueños.
Tu risa cómplice,
tan infantil,
viene de ese lugar donde te encuentro.
Y así también, regresan tus anécdotas,
niña traviesa,
casi un demonio,
volviendo loco al nono,
a todos los vecinos
y a la vieja maestra.
Alma de líder.
Alas y viento.
Imposible pensarte de pequeña.
Los años han pasado y se han callado
los ecos sonoros
de nuestra casa,
de la mesa servida,
de domingos de pastas
y tardes de buñuelos
y el mate siempre
a la derecha
y papá reclamando por la izquierda.
¡Cómo dueles Mamá! ¡Cómo te siento!
Hoy me consuela
haberte dicho
todo lo que te quise,
cuando estabas conmigo,
entre besos y abrazos.
Decir te quiero,
hoy no me pesa,
lo sabías al irte y desde siempre.
Fue en agosto, la noche del adiós,
sin despedidas.
Entre dolores
de tu cuerpo gastado.
Espíritu vencido
arrastrando pesares,
de los que duelen
y acortan tiempos,
quitándole al amor tiempos de besos.
A veces en el cielo creo verte,
cuarto creciente,
una sonrisa
me dice que allí estás,
observando mis pasos,
vigilando mi sueño,
como de niño,
cariño inmenso,
sin importar el tiempo y los desvelos.
El camino me invita a caminar
y mientras tanto
voy extrañando
y también enseñando
a querer sin medidas,
como vos me enseñaste,
voy por mis hijos,
voy por las ramas
del árbol que plantaron papá y vos.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus palabras serán leídas con respeto. La cortesía es nuestro lema.